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Arquitectos: midori arquitectura
- Área: 64 m²
- Año: 2023
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Fotografías:Judith Casas
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La intervención consiste en la rehabilitación y redistribución de un piso en un edificio de viviendas centenario del barrio de Sants, en Barcelona. El piso se encontraba en mal estado, después de muchos años de falta de mantenimiento, con instalaciones obsoletas, patologías estructurales que se habían agravado con el paso de los años, y una distribución muy desafortunada, con un largo pasillo que se ensanchaba para dar lugar a un espacio sin ningún uso definido, dos estancias interiores sin iluminación ni ventilación naturales, y una habitación a la que se accedía a través de otra. La propuesta pretende mejorar estas condiciones, y poner en valor los elementos distintivos de la vivienda. Existen dos condicionantes principales a la hora de plantear la intervención: en primer lugar, una geometría alargada que hacía difícil aprovechar la zona central, especialmente si tenemos en cuenta que la finca no dispone de patios interiores donde abrir ninguna estancia. Por otra parte, la posición de los bajantes comunitarios de aguas residuales impedía situar la cocina o cámara higiénica lejos de éstos.
Teniendo en cuenta estos factores, se decide mantener los dormitorios en la fachada que da a la calle, la sala de estar en la fachada interior de manzana y liberar el espacio de la galería llevando la cocina abierta al estar. El baño se mantiene en la misma posición, aunque se amplía ligeramente su superficie, creando así un bloque de piezas húmedas adyacente a la medianera, que deja libre el resto de espacio para las demás estancias.
La nueva distribución surge de estos condicionantes y de la actuación estructural que se lleva a cabo en la vivienda. Los derribos revelan la presencia de un forjado de vigas de madera y bovedilla cerámica en bastante buen estado, que se quiere dejar visto y poner en valor. Sin embargo, debido a la edad del edificio, y a que se derriban todos los tabiques interiores que, a pesar de no ser portantes, contribuyen a controlar la deformación del forjado, se coloca una nueva viga parteluz de fachada a fachada, que atraviesa la vivienda en el sentido longitudinal.
Es precisamente esa viga la que articula la nueva distribución de la vivienda. Debido a la longitud del piso, se sitúan dos vigas transversales que sirven de soporte a la viga parteluz, y éstas se sitúan coincidiendo con las divisorias interiores. Estos soportes, se colocan unos 60cm debajo de la viga parteluz, y se unen a ésta con unos pequeños perfiles de acero, que actúan como pilares. Esta separación permite tener un espacio sobre las particiones que deja pasar la luz natural de ambas fachadas hasta el centro de la vivienda y permite percibir de punta a punta todo el forjado de bóveda cerámica original. Se protege la viga parteluz para garantizar su estabilidad al fuego cubriéndola con un cajón de cartón-yeso que descuelga hasta la cota de las vigas de soporte, dando la apariencia de un gran elemento estructural apoyado sobre dos soportes. Este elemento, sirve de hilo conductor de toda la intervención, transcurriendo por toda la longitud del espacio y acompañando en la secuencia de estancias, una enfilade de fachada a fachada.
Este eje longitudinal se pone en valor con un remate de DM hidrófugo en su lado inferior, utilizando el color verde como concepto vertebrador del espacio. Es en este eje por donde transcurren las instalaciones de electricidad y se distribuyen por toda la vivienda, y donde se ubican las luminarias de las diferentes estancias, manteniendo el techo libre de cableado y elementos que puedan entorpecer la percepción del techo original.
Con la misma voluntad de poner en valor elementos originales de la vivienda, se recupera una parte del mosaico hidráulico de algunas estancias, y que descubrimos al arrancar el pavimento porcelánico que lo cubría. El forjado presentaba una gran deformación y fue necesario crear una chapa de compresión para evitar futuras patologías estructurales y por este motivo no se pudo recuperar todo el mosaico hidráulico, por lo que éste se limita a una estancia, reaprovechando aquellas piezas que estaban en mejor estado. Se coloca en el centro del piso, como si se tratara de una alfombra, y se reivindica esta zona de la vivienda como un espacio polivalente que puede utilizarse como comedor, estudio o habitación para invitados y que disfruta de la luz natural que pasa por las ventanas interiores sobre las vigas de soporte. La polivalencia de este espacio viene realzada por el cerramiento móvil que permite dar intimidad a esta zona cuando es necesario. Es por tanto una intervención respetuosa con las preexistencias, que mantiene elementos originales que merecen ser puestos en valor, mejorando todo lo que no se ajustaba a las nuevas necesidades o a los actuales requerimientos funcionales.